Hablar de belleza es tan pretencioso que no me atrevería ni siquiera a realizar una mínima aproximación para definirla.

¿Qué es la belleza?

Nadie en su sano juicio emitiría una definición de la misma, pues la misma belleza en sí tiene tantas ideas imaginarias como seres habitan la Tierra.
Cada uno de nosotros tenemos un sueño en nuestra mente que tiene que ver con la “belleza”, y cada uno la adapta a sus circunstancias y deseos.

El concepto universal de belleza es una especie de encerrona en la que caemos a menudo por querer amoldarnos a lo establecido, sin darnos cuenta que nosotros no somos un molde único ni estricto al que debemos adaptarnos. Cada ser encierra su propia belleza, y la aceptación de esta nos proyecta a la felicidad sin pasar por tristes aduanas encarnadas en críticas destructivas a las que solemos dar más importancia de la que realmente poseen.

Sé único, especial, auténtico. Quiérete a ti mismo por encima de todo lo demás, deja fuera los absurdos modelos irreales porque son solo eso, irrealidad. Mírate al espejo y resbala tu mirada por cada centímetro de tu piel. En ellos hallarás a esa persona que te cuida y te desea lo mejor. Tienes la obligación de ofrecerle tu mejor tú, sin complejos. Acuerda contigo mismo un respiro a tu exigencia, porque posiblemente no tropezarás con la felicidad por ese camino.

Una vez decidido a todo ello, será más fácil disfrutar y disfrutarte. Adelante.